Paro del 9 de mayo: el Gobierno dijo que recibió 1932 denuncias por extorsiones y apuntó a la CGT
“Este gobierno tuvo más paros que leyes”, deslizó el vocero presidencial, Manuel Adorni, que expuso el abultado patrimonio de los sindicalistas pero sin nombrarlos
El Gobierno arremetió en la mañana de este jueves contra la dirigencia de la CGT que encabeza el paro general que tuvo acatamiento en todo el país. Además de adjudicarle la contundencia de la medida a acciones extorsivas -con 1932 reportes en la línea 134- desde la Casa Rosada optaron por mostrar el abultado patrimonio de los popes sindicales, pero sin nombrarlos. Asimismo minimizaron el impacto de la retención de tareas.
El encargado de la réplica fue el vocero presidencial, Manuel Adorni, quien en su tradicional conferencia de prensa fustigó a los líderes cegetistas. Lo hizo luego de que, más temprano, los ministros desfilaran por los medios con mensajes en el mismo sentido, de desmerecer la protesta y anexarla a una pasada tradición gremial.
“Se han recibido 1932 llamados en el 134, línea que se utiliza para denunciar extorsiones”, detalló el portavoz de Javier Milei. Además, acotó que se acumularon 138.466 partes desde que pusieron el número a disposición.
“Como dijo Bullrich, hubo esquinas donde colectiveros fueron agredidos a piedrazos y pincharon cubiertas con clavos, hubo fuerzas de choque del sindicato de Camioneros impidiendo ingresar a las fábricas en Pacheco, San Lorenzo y San Martín”, aseguró Adorni.
Asimismo dijo que esto forma parte de “extorsiones” que vienen de personas que hace años viven del esfuerzo de los demás. “Hay algunos de ellos que están hace 30 años en el poder. Hay uno particularmente que fue menemista, kirchnerista de Néstor, kirchnerista de Cristina, oficialista del peronismo de turno… y hoy, mientras que un millón de trabajadores quedan varados por el paro de su gremio, se mueve en un Audi A5″, comentó, sin decir a quién se refería.
“Otro que es líder gremial desde el año 92, hace 32 años que trabaja de gremialista, quien, cito textual, dijo: ‘Durante los cuatro años de Alberto Fernández jamás hubo un proyecto contra los trabajadores’. Bueno, recordarle a esta persona que Fernández dejó el cargo con la mitad del país pobre, 45% de los trabajadores en negro y uno de los cinco peores salarios del continente”, siguió el portavoz.
Siempre en la misma enumeración dijo: “Otro tuvo más causas judiciales que años en el Estado. E incluso tenemos uno de todos estos personajes que amenazó en su momento al ministro [Luis] Caputo con tirarlo al Riachuelo. Estos son los personajes que cercenaron el progreso de los argentinos durante los últimos 25 años, por lo menos”.
No obstante, el vocero destacó que “cada vez son más los que deciden trabajar y entienden esta manera como la única de forjar su futuro” y luego pasó a denostar esta segunda medida de fuerza contra la gestión de Milei.
“Es un paro netamente político, que daña y le complica la vida a muchísima gente. Es un paro absolutamente inentendible y a base de piedrazos, extorsión y amenazas”, comentó y después dijo: “No es un paro, es un día donde estamos viendo las consecuencias de un esquema sindical que claramente ha quedado en otros tiempos. Hablan de acatamiento… Qué difícil medirlo cuando no te dejan llegar al lugar de trabajo, y juegan con el miedo de la gente y de los empresarios a través de la violencia y el amedrentamiento”.
En tanto, el vocero también le respondió a Rubén “Pollo” Sobrero, quien avisó que si el Gobierno no reacciona a esta medida de fuerza, su gremio -el de los ferroviarios- presionará a la CGT para avanzar con un paro general de 36 horas. “No se entiende… Apenas entendemos las razones de este paro, menos vamos a interpretar qué pretenden de nosotros amenazando con uno de 36 horas y evidentemente sin entender que perjudican a los que más necesitan trabajar. Están haciendo un atentado contra el bolsillo y la libertad de la gente. Es absolutamente descabellado”, consideró el funcionario nacional al respecto.
En este marco, y pese a todas las críticas, Adorni aclaró que el diálogo con el sindicalismo todavía está abierto.
LA NACION